Empezamos el año con un protagonista indispensable, el Paje Real, que vino a hacer las delicias de los niños, esta vez sin su camello.
El frio llegó bien fuerte, pero lo supimos pelear con un chocolate bien calentito que sirvió de desayuno a todo aquel que entraba por la puerta.
Y si el desayuno no era suficiente, quedaban las meriendas de la abuela, una semana dedicada a que los nietos y las abuelas pudieron tener un lugar donde encontrarse y ponerse al día mientras merendaban.